Recién abría los ojos
Y mis pies tocaban el frío de la cerámica
De ese oscuro cuarto de baño.
Cuando apenas alumbraba mi cerebro
Y aún ni las primeras gotas estremecían la espalda desnuda
Por el rabillo del ojo, de eso que llaman vista periférica,
El torbellino de esa corta frase atravesó la leve sinapsis.
SIN SAL,
Decía mi querido Familand,
Fiel guardián de mi cabellera,
Shampoo compañero de mi más tierna niñez.
Frase que me dejó de tal modo perplejo
Que el tema de mi salud capilar
Ha sido tema principal
De mis disquisiciones mentales
Y del que aun no logro desprenderme.
Es cierto que mi pelo
No ha sido santo de mi devoción
Ni le prodigado las atenciones que cualquier cabello decente merece
O al menos uno de clase media
Del que dan crédito en las casas comerciales.
También es cierto
Que lo he descuidado un tanto
Principalmente en verano
Cuando los rayos del sol han mermado su brillo
Y han generado unas cuantas puntas partidas.
Incluso con suma vergüenza
Me veo obligado a declarar
Que ha sido víctima del calvario de la caspa
Momentos en que he debido cambiar
mi querido Familand, por algún Fructis de mejor calidad.
Sin embargo,
No es menos cierto
Que a mi cabello aplico
Soluciones de mejor calidad
de propiedad de las damas que lo dejan ahí
descuidadamente y de tanto en tanto,
al alero de la necesidad por un químico pulcro
del que he utilizado una pequeña dosis
Para la sola fruición de mi fracasada cabellera.
Comprenderá entonces el lector
que ha sido enormemente revelador
saber que la sal era componente activo de todo shampoo,
y que éste ocasionaba enorme perjuicio
al bienestar de mi bien amado cabello,
cuestión que de todos modos
manifiesta mi absoluta ignorancia
debido a que es conocido por todos,
que la clasificación del cabello en normal, graso y seco,
no podía ser gratuita
ni mero arbitrio de un laboratorio cualquiera.
Señalado lo anterior,
Fácil resulta imaginar
El montón de patologías de las que puede padecer el cabello
Tal como cualquier ser humano o animal,
Derivadas del consumo de sal
Y que pueden redundar
En cabellos osteoporóticos o asmáticos,
Hipertensos o retenedores de líquidos,
Entre un montón de padecimientos difíciles de determinar.
Pensar que el pelo puede estar
sufriendo de la presión
Y que nunca se ha controlado
Habla mal de nuestra clase peluquera
Que no ha advertido de este peligro a la población
Y que de seguro es archiconocido
Entre estilistas y salones de belleza
De la alta alcurnia cabellerística.
Se trata éste de un mal endémico
De las Academias de peluquería
de esas en donde sólo cobran
ínfimas cantidades de dinero
y se arriesgan trozos de orejas
-además de cortes funestos-
en donde solo prima la enseñanza formal
Sobre tijeras, cortes, máquinas y tinturas
Manejadas por la sociedad capitalista
Que piensa que los temas sobre el pelo
Son un mero bien de consumo.
Por ende, agradezco enormemente a Familand,
Mi shampoo de toda la vida
El haber eliminado al maligno cloruro de sodio
De sus productos de baja estofa.
Considero que esta debería ser norma
Del tipo legislativo,
Para que se excluya de todo otro elemento
Como mentholatums, desodorantes Old Spice y Axe
Y por supuesto de plano, en cualquier producto Avon y Esika
Debido a que Natura, al ser de mejor calidad,
No adolece de las mismas deficiencias.
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