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Mostrando las entradas de junio, 2015

SHAMPOO

Recién abría los ojos Y mis pies tocaban el frío de la cerámica De ese oscuro cuarto de baño. Cuando apenas alumbraba mi cerebro Y aún ni las primeras gotas estremecían la espalda desnuda Por el rabillo del ojo, de eso que llaman vista periférica, El torbellino de esa corta frase atravesó la leve sinapsis. SIN SAL, Decía mi querido Familand, Fiel guardián de mi cabellera, Shampoo compañero de mi más tierna niñez. Frase que me dejó de tal modo perplejo Que el tema de mi salud capilar Ha sido tema principal De mis disquisiciones mentales Y del que aun no logro desprenderme. Es cierto que mi pelo No ha sido santo de mi devoción Ni le prodigado las atenciones que cualquier cabello decente merece O al menos uno de clase media Del que dan crédito en las casas comerciales. También es cierto Que lo he descuidado un tanto Principalmente en verano Cuando los rayos del sol han mermado su brillo Y han generado unas cuantas puntas partidas. Incluso con suma vergüenza