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Los Jaivas. Aconcagua

Hace muy poco -días solamente- me propuse volver a escuchar música en una sala sentado y prescindiendo de los audífonos. La idea es poder oír sin esa siempre peligrosa máscara de lo que llega directo mediante esos pequeños aparatitos, con una calidad relativamente aceptable y sin que se me vaya un ojo en el camino. Así, logré montar un pequeño sistema bien casero y con poco dinero - considerando lo que se gasta en aparatos denominados "Hi-Fi"-.
Principalmente pretendo hacerme de varios CD's y utilizar este formato para escuchar música. A estas alturas, el primer "formato" de distribución de música digital masivo, es equivalente a tenerlo en análogo: no se malentienda, no pretendo comparar los sonidos, sino al hecho de poseer un formato físico en la casa, palpable, patente. Nobleza obliga, no tengo muchos discos compactos originales y durante todo este tiempo busqué "alternativas" para proveerme de los discos que me gustan, pero ahora espero armar una pequeña colección con algunos títulos.
Resulta bastante paradógico que con la ya prácticamente batalla ganada de los servicios por streaming, el CD -al menos en la ciudad donde vivo- siga siendo un soporte bastante caro: si por un par de dólares tengo música ilimitada y legal del artista que se me ocurra siquiera alcanzo a comprar UN CD, entonces no hay mucho que hacer. La lógica indicaría que el precio debería bajar....pero no, ahí persiste. De todos modos en todos los otros lados pareciera que el CD se está liquidando y el vinilo nuevamente es el que copa el espacio y el dinero de los melómanos. En fin, no es este el objetivo del post.
El que sí es, es el disco que reseño a continuación. De los pocos que se encuentran a un precio razonable, parecía no muy sensato no comenzar una colección de CDs prescidiendo de ellos. Los Jaivas son, ya entrado el siglo XXI, una banda clásica e inolvidable del ideario musical de nuestro país. Trece discos de estudio, varias grabaciones en vivo y un montón de discos recopilatorios, es poco lo que se puede reseñar de ellos.
Sin embargo, "Aconcagua" -el disco que reseño ahora- no es (era?) uno de mis álbumes favoritos. He considerado tradicionalmente que "Alturas de Machu Picchu" y "Obras de Violeta Parra" son las obras cumbres del grupo, y que éste y el denominado "El Indio" son los que le siguen. En el reconocido sitio cabezademoog se dice de él que "no es un disco fundamental ni mucho menos", mientras que en el sitio progarchives, recibe una calificación de 3.14, quedando en quinto lugar de la discografía incluso por debajo del llamado "Todos Juntos" y "Canción del Sur".



El sonido propio de Los Jaivas.

Sabido es que Los Jaivas producen una síntesis de sonido: el rock progresivo y/o psicodélico de los '60 y '70 del siglo pasado y los ritmos e instrumentos de este lado del mundo, latinoamérica. El acierto acá consiste es que esta mezcla, más que pensada, sale a raudales y suena muy natural. En una publicación patrocinada por el Estado para el estudio de la agrupación se refiere con la mayor claridad: "El proceso creativo de la banda y su interés por conocer e incorporar lo latinoamericano, estuvieron siempre atravesados por una actitud lúdica y espontánea, en que la improvisación y la exploración los lleva a probar cómo suenan juntas todas estas influencias, aparentemente, disímiles. A veces, toman elementos rítmicos y melódicos propios de la música latinoamericana junto con sus instrumentos y los incorporan a una canción de formato rock; en otras, tocan un ritmo folclórico, o una escala pentatónica propia de la música andina, en la guitarra eléctrica, o «cantan» diseños melódicos con trutrukas, o hacen chocar pifilcas no temperadas contra acordes roqueros de cuartas y quintas paralelas." Reconoce como influencias la fusión folclórica, el rock progresivo, el rock psicodélico, el jazz y la improvisación libre como ejes creativos y la amalgama de instrumentos de todos los mundos (la flauta y la guitarra acústica del mundo clásico, la guitarra y el bajo eléctrico propios del rock, la batería del jazz y el rock, y la tarca, la quena, el kultrún y el bongo en la tradición folclórica chilena y latinoamericana, por mencionar sólo algunos). Los ritmos chilenos incluídos en su discografía abarcan casi la extensión del territorio y las influencias sudamericanas también provienen de lugares muy distintos entre sí, como el malambó argentino y el takirari de Bolivia, ambos presentes en "Aconcagua".


Las letras en Aconcagua.

Quizás sea por esta razón por la que este disco no es reconocido como uno de los grandes de Los Jaivas y es, por decirlo de algún modo, de contenido liviano. Demás está decir que el grupo fue siempre reconocido como de tendencia izquierdista, considerando la época en que se formó y en la que su mayor esplendor creativo: en el gobierno de la Unidad Popular y posteriormente bajo la dictadura militar de Pinochet. Aunque de un modo no explícito, el hecho que el grupo fuera reconocido como integrante de la conocida "Nueva Canción Chilena" y la influencia que tuvieron muchas de sus canciones tanto para ellos mismo estando en el exilio como para otros chilenos y latinoamericanos, los transformaron no sólo en músicos, sino en portadores de un discurso político propio de la época.
Aconcagua no es liviano porque carezca de contenido politico, sino que teniéndolo está matizado en un disco más alegre y menos reflexivo que los anteriores. Este album fue grabado en París en 1981, ya transcurridos 8 años desde el Golpe de Estado y aunque la banda no puede ser catalogada sin más como opositora (al menos no desde los extremos que simbolizan Inti Illimani, por ejemplo), ni que tampoco hubiere sido forzada al exilio -aunque cuesta entender qué es lo que harían acá-, es imposible no encontrar la referencia. No quisiera referirme en estas líneas a la eterna y bien poco conducente discusión a si Los Jaivas son propiamente una banda de izquierda o no, pero sepa el lector ajeno a estas tierras que la discusión existe y no sólo con este grupo sino con otros pocos, juicio que bien entrado el s. XXI aún ocupa a algunos.
Aconcagua es el primer tema y que le da nombre al grupo, y se refiere a la cumbre que separa Argentina y Chile, emblema de la Cordillera de Los Andes, propia de la geografía del sur del mundo. Quizás de forma premeditada o fortuitamente, Aconcagua remite a todos aquellos que quisieran verla nuevamente: "Desde un avión / monte Aconcagua te vi / desde un avión / monte Aconcagua te vi", quizás en la experiencia de los integrantes de estar fuera de Chile, quizás un guiño a ese montón de chilenos que fueron beneficiados por la beca Augusto Pinochet...
Desde un barrial es el corte más confrontacional del disco, por cuanto hace el juicio a la conquista y colonización europea de todas estas latitudes. La expresión confrontacional no induzca a engaño, se trata de una pieza cuyo contenido es claro, pero en ningún caso se trata de un manifiesto.
Debajo de las Higueras vendría siendo, en el mundo jaiviano, la balada del disco. Una canción romántica o amorosa "hombre, mujer y vida / van siempre juntos / volando el tiempo". Mambo de Machaguay es el corte más conocido del disco sin duda y, quizás, de los más emblemáticos de la banda, posiblemente al nivel de conocimiento con temas como "Todos Juntos", "Sube a Nacer Conmigo Hermano", o "Mira Niñita", por mencionar algunas y se trata, según referencia de Wikipedia, de una "canción del género huayno, perteneciente al folclor peruano y que se ha convertido en un clásico de la música latinoamericana. 

La música.

Tratando de sintetizar, destaca de este disco su ritmo. Es mucho más rápido y alegre que el "Alturas ..:" y el "Obras de Violeta Parra", ambos de un corte más sosegado, en donde los pasajes rockeros propiamente dichos están más acotados.
Aconcagua no tiene cortes lentos, quizás el más sea Debajo de las Higueras, aunque nadie podría calificarlo como una balada romántica. Más que de rapidez o lentitud, se trata más bien de un disco festivo y muy bailable, si se acepta la expresión. La música es fácilmente digerible y contagiosa, los ritmos se suceden prácticamente sin pausas, con su máxima expresión en Mambo de Machaguay.
En lo personal, el instrumental "Takirari del Puerto" sea de mis preferidas. No tiene la profundidad de otras composiciones de Los Jaivas, pero es agradable de escuchar. Prácticamente lo mismo se puede decir con "Corre que te pillo", mi otra pista favorita, con más presencia del piano y el bajo manteniendo un ritmo hasta casi frenético.
En general, Los Jaivas en este disco suspenden la experimentación y muestran un sonido con firma, se trata de un trabajo marcado con la experiencia y, probablemente, en la senda que se buscó conseguir en sus orígenes. Las músicas latinoaméricanas, como se dijo, encuentran presencia en este disco bajo una guitarra eléctrica bien presente y, como no decirlo, con el bajo extraordinario como el de Mario Mutis y la batería de Gabriel Parra quien imprime el paso de cada ritmo y, en los momentos más improvisados, si se quiere, rememorando a las baterías del progresivo italiano. 
Si es que hubiera que concluir algo de este disco es que consigue lo que buscaron sus autores en su concepción: que este fuera un disco que pudiera exhibir a Los Jaivas al mundo. Se trata de un trabajo para aquellos que quizás no están acostumbrados a los ritmos de corte folclórico y vienen del mundo del rock. Los temas instrumentales de esta obra creo que constituyen un símbolo de la fusión entre los ritmos sudamericanos con un rock progresivo bastante ad-hoc, más alegre y menos doctos o académicos.
Me permito mostrar la parte interior de las carátulas de la versión en CD que poseo y más que nada para que vean, en los créditos, la cantidad de instrumentos usados en el álbum. Un excelente disco que no cuesta mucho conseguir, nada que no provean los sitios legales....y los no tanto.



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