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Sobre Matar a Un Hombre (2014)


La historia de una persona que, motivadas por sus circunstancias, es capaz de matar a otra, suena a cuento repetido hasta el hartazgo. En realidad, las obras de arte se basan en lo que puede llegar a hacer alguien partiendo de determinados sucesos: es la base de la progresión también del film, por el cual habitualmente un personaje al final de una película no es el mismo que la comenzó.

"Matar a un Hombre" entonces no extraña en cuanto a su argumento: un hombre sencillo y trabajador decide matar a un delincuente que ha baleado a su hijo, acosado a cada integrante de su familia y abusado sexualmente de su hija. Lo que diferencia a esta historia de otras son los matices:
1°.- El malo. A todos nos gustan los malos con carisma, como los de las Batman de Nolan. Pero los malos de verdad, los delincuentes, distan mucho de ser como ellos. El Kalule es un delincuente de tomo y lomo: vive del robo y del asalto, probablemente del tráfico de drogas. Son de los que no perdonan ni se reforman en la cárcel, cuando son liberados buscan venganza.
He leído algunas críticas sobre presuntos vacíos legales en el cual la autoridad se muestra inoperante frente a estos sujetos, y aunque algo de razón tienen yo me pregunto, ¿qué se puede hacer con ellos? El Kalule acepta su culpabilidad a cambio de una pena inferior, encierra al hijo en un camión pero no lo golpea, concurre al trabajo de la mujer sin dirigirle la palabra, acosa sexualmente de la hija sin violarla. Con el Kalule ya no ha prevención del delito que valga y al parecer lo único útil que se puede hacer con él es que esté preso...
2°.- El sistema judicial. Un país enormemente desigual (0,5 Gini), índices de delincuencia altos en comparación con países de ingresos medios, poder judicial recargado. Ese es "el sistema". El nivel de carga de las policías, el alto número de causas que debe tramitar el órgano persecutor criminal (la Fiscalía y Juzgados) y la enorme desigualdad que promueve la delincuencia entregan el diagnóstico que explique la terrible realidad que la película muestra: no hay prevención del delito y la "justicia" sólo opera ante delitos consumados. Menos a nivel de barrio marginal ¿Todos a la cárcel entonces? Hay un 22% de sobrepoblación penal en Chile (2013), el costo de mantención de cada reo es más alta en un 50% que la remuneración mínima y, obviamente, tasas de reincidencia altísimas (51,43%). En "Matar a un Hombre" hablamos de una familia inserta en un barrio en donde la delincuencia es pan de cada día y en donde la fuerza de los datos anteriores se acrecienta. Algo también adelantamos en el punto anterior.

3°.- El poder de las armas. Un hombre con un arma, frente a otro desarmado, otorga poder. La voluntad del otro se constriñe viendo amenazada su vida por un simple disparo. Cuando una persona descubre el valor de una herramienta capaz de doblegar la voluntad o el deseo del otro, descubre el poder. Con ellas haríamos cosas que de otra forma no podríamos.

Vale la pena quitarle la vida a un tipo así, podrían darse justificaciones humanitarias, pero en el fondo todos justificamos el asesinato. El punto ahora es, para mí, lo fundamental de la película: ¿asumimos o no las consecuencias de matar a otro? Podríamos hacer enormes disquisiciones mentales al respecto y sin duda hay otros que lo han planteado mejor que yo, pero veamos si alguien encuentra la respuesta correcta:
- ¿Vale la pena ir a la cárcel por haber matado a un delincuente?
- ¿Porqué ir a la cárcel si le hice un flaco favor a la sociedad?
- ¿Porqué debo ir a la cárcel si maté para mantener a mi familia a salvo?
- ¿Porqué no puedo buscar justicia por mano propia si la del Estado tarda, es lenta e insatisfactoria?
- ¿No puede considerarse esta acción como una legítima defensa?
- ¿Porqué tener una pena más alta que la que de seguro tuvo el delincuente al que maté?
La riqueza de la película se encuentra acá, en la delgada línea que justifica el caso individual frente a preguntas que la sociedad debe contestarse en un plano general. Las respuestas van desde los fascismos que justifican la muerte del indeseado o del costo que implica para el Estado la mantención de un preso hasta esta cosa utópica e ingenua que entiende a los delincuentes como víctimas de una sociedad injusta y violenta que no les dio oportunidades. Si, ambas tienen su cuota de verdad, pero "Matar a un Hombre" escapa de estas disquisiciones, no deja de ser la historia de un hombre enfrentado a sus circunstancias y que debe decidir en su caso concreto qué hacer, si decide "pagar" o no hacerlo.


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