Carnage o, en nuestras lenguas, Un Dios Salvaje, es el último estreno del ya provecto y mítico director Roman Polansky. Adaptada del teatro mismo y en colaboración de la propia creadora en el guión, cuenta con un tremendo reparto como pueden apreciar en el poster promocional.
Se le ha clasificado -o encasillado- como comedia negra. Y aunque no me gusta limitar mucho las obras, creo que es un buen par de palabras para comenzar. De la trama se puede comentar poco, pero a modo de sinopsis se pueden esbozar algunas directrices: dos niños se pelean en un parque. Posteriormente, los padres del victimario visitan a los padres de la víctima para conversar sobre el asunto y darle una solución "civilizada".
Y aunque el hombre está hecho de buenas intenciones, no siempre el tono conciliador resulta. Las personas civilizadas actualmente buscan la resolución de los conflictos mediante el diálogo y la búsqueda de acuerdos en donde ninguna de las partes salga más perjudicada que la otra: se le conoce como negociación, mediación, acuerdos, etc. Pero, para qué andar con cuentos, Carnage utiliza la pelea de los hijos como un mero móvil: la idea es sentar a 4 personas distintas, pero matrimoniadas, con deseos de ser civilizadas pero que terminan discutiendo temas que, naturalmente son accesorias a la principal.
El póster no puede ser más ilustrativo al respecto. El inicio de las negociaciones te puede hacer comprar flores para adornar tu casa, preparar un postre rico para recibir las visitas, rebuscarte un espacio en la agenda para cumplir con el rito social, generarte el ánimo para asistir a solucionar un problema que te interesa poco o nada. Puedes sonreírle al otro con tal de que se solucione tu problema. Tratas de ser amable, de no contrariar a los otros por pequeñeces.
Pero en realidad todo comienza a ponerse denso. Después de un rato la posibilidad de acuerdo se disipó y , en vez de eso, germina un conflicto que no quieres reconocer. Pero el conflicto ya no es sólo el primitivo que te hizo sentar a negociar, sino que tiene unas derivadas que no pensaste y que, además, te duelen. Te esfuerzas por mantenerte civilizado, pero la sangre te sube y te sube a la cabeza y los problemas no explotan porque adentro tienes algo que se llama paciencia...y la estás utilizando al límite. Las convenciones sociales hacen que los estribos se queden donde deben estar, pero los ojos comienzan a enrojecer, el corazón te late más fuerte, los puños se apretan...
Pero ya no se puede más y explotas. Y aunque la eclosión se puede explicar única y exclusivamente por la cantidad de sucesos que han ocurrido, ya ha desaparecido cualquier atisbo de comunicación decente. Las parejas ya no son tan nítidas como en un principio: los matrimonios se enfrentan a sus propios demonios, los sexos se ridiculizan entre ellos...incluso hay parejas cruzadas! Ya el ridículo se cierne sobre cada uno de los personajes, mostrándonos en su patetismo más puro, enfrascados en concepciones de la vida que a ratos son bastante personales y no compartidas, o sólo con tu pareja, o en realidad con el otro matrimonio, o con uno solo de los cónyuges...Y aunque la ridiculización es patente en cada uno de los personajes (y en tí mismo), reconoces que todo anda mal, que la reunión ya no existe, que quieres mandar todo al demonio...nada mejor que un whisky espectacular para (dis)tensionar más el ambiente, para discutir abiertamente con tu pareja, para dejar de lado los cinismos y hechar a volar tu podredumbre y sentir la de los demás.
Sólo les daré un tip. Hay un quinto personaje, muy secundario, pero personaje. Walter...y los hará reir.
Si yo les digo ahora que todo esto que he dicho ocurre en un departamento, que los personajes no salen de él sino sólo una vez y hasta el ascensor y que la película parece transcurrir en tiempo real, ¿no les llamaría la atención? Puede que no, pero les agrego más: los visitantes quieren irse pero nunca se van -sí, El Ángel Exterminador-. Y si les digo que Waltz está genial y casi me hace recordar al Gral. Landa de "Bastardos sin Gloria", no más que ahora se viste de abogado. Y si les digo que el resto de los actores no lo hace nada mal. Y lo que es aún mejor, se desternillarán, matarán, CAGARÁN de la risa. ¿Aún no les tinca?
Se le ha clasificado -o encasillado- como comedia negra. Y aunque no me gusta limitar mucho las obras, creo que es un buen par de palabras para comenzar. De la trama se puede comentar poco, pero a modo de sinopsis se pueden esbozar algunas directrices: dos niños se pelean en un parque. Posteriormente, los padres del victimario visitan a los padres de la víctima para conversar sobre el asunto y darle una solución "civilizada".
Y aunque el hombre está hecho de buenas intenciones, no siempre el tono conciliador resulta. Las personas civilizadas actualmente buscan la resolución de los conflictos mediante el diálogo y la búsqueda de acuerdos en donde ninguna de las partes salga más perjudicada que la otra: se le conoce como negociación, mediación, acuerdos, etc. Pero, para qué andar con cuentos, Carnage utiliza la pelea de los hijos como un mero móvil: la idea es sentar a 4 personas distintas, pero matrimoniadas, con deseos de ser civilizadas pero que terminan discutiendo temas que, naturalmente son accesorias a la principal.
El póster no puede ser más ilustrativo al respecto. El inicio de las negociaciones te puede hacer comprar flores para adornar tu casa, preparar un postre rico para recibir las visitas, rebuscarte un espacio en la agenda para cumplir con el rito social, generarte el ánimo para asistir a solucionar un problema que te interesa poco o nada. Puedes sonreírle al otro con tal de que se solucione tu problema. Tratas de ser amable, de no contrariar a los otros por pequeñeces.
Pero en realidad todo comienza a ponerse denso. Después de un rato la posibilidad de acuerdo se disipó y , en vez de eso, germina un conflicto que no quieres reconocer. Pero el conflicto ya no es sólo el primitivo que te hizo sentar a negociar, sino que tiene unas derivadas que no pensaste y que, además, te duelen. Te esfuerzas por mantenerte civilizado, pero la sangre te sube y te sube a la cabeza y los problemas no explotan porque adentro tienes algo que se llama paciencia...y la estás utilizando al límite. Las convenciones sociales hacen que los estribos se queden donde deben estar, pero los ojos comienzan a enrojecer, el corazón te late más fuerte, los puños se apretan...
Pero ya no se puede más y explotas. Y aunque la eclosión se puede explicar única y exclusivamente por la cantidad de sucesos que han ocurrido, ya ha desaparecido cualquier atisbo de comunicación decente. Las parejas ya no son tan nítidas como en un principio: los matrimonios se enfrentan a sus propios demonios, los sexos se ridiculizan entre ellos...incluso hay parejas cruzadas! Ya el ridículo se cierne sobre cada uno de los personajes, mostrándonos en su patetismo más puro, enfrascados en concepciones de la vida que a ratos son bastante personales y no compartidas, o sólo con tu pareja, o en realidad con el otro matrimonio, o con uno solo de los cónyuges...Y aunque la ridiculización es patente en cada uno de los personajes (y en tí mismo), reconoces que todo anda mal, que la reunión ya no existe, que quieres mandar todo al demonio...nada mejor que un whisky espectacular para (dis)tensionar más el ambiente, para discutir abiertamente con tu pareja, para dejar de lado los cinismos y hechar a volar tu podredumbre y sentir la de los demás.
Sólo les daré un tip. Hay un quinto personaje, muy secundario, pero personaje. Walter...y los hará reir.
Si yo les digo ahora que todo esto que he dicho ocurre en un departamento, que los personajes no salen de él sino sólo una vez y hasta el ascensor y que la película parece transcurrir en tiempo real, ¿no les llamaría la atención? Puede que no, pero les agrego más: los visitantes quieren irse pero nunca se van -sí, El Ángel Exterminador-. Y si les digo que Waltz está genial y casi me hace recordar al Gral. Landa de "Bastardos sin Gloria", no más que ahora se viste de abogado. Y si les digo que el resto de los actores no lo hace nada mal. Y lo que es aún mejor, se desternillarán, matarán, CAGARÁN de la risa. ¿Aún no les tinca?
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