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Cronica de Anna Magdalena Bach, Cuando la creatividad de los directores no basta

Chronik der Anna Magdalena Bach es una pelicula dirigida por el matrimonio de cineastas Danièle Huillet y Jean-Marie Straub. Estrenada en 1968, en una producción de la Alemania del Oeste (Democrática, Federal, No-Comunista) basada en la obra "Pequeña Crónica de Anna Magdalena Bach", que fue escrita por la esposa de Johann Sebastian Bach, el compositor de la época clásica de la música.

La película dura 1 hora y media aproximadamente y, en lo general, trata de la vida y obra de J.S. Bach contada, naturalmente, por Anna Magdalena Bach, su cónyuge. En ella, recorre pasajes escogidos de la vida de Bach y, principalmente, de sus obras. En realidad, para ser más franco, el film trata de mostrar a Bach tocando el clavicordio y el órgano, principalmente, recorriendo sus creaciones en diversos instrumentos y estilos -motetes, corales y otras en las cuales me pierdo. La historia es contada de forma lineal y destaca la aparición de Johann Sebastian y/o Anna Magdalena interpretando y ejecutando las obras. Dicha ejecución, contrariamente a lo mostrado usualmente en el cine de dicho género (piénsese en Amadeus de Milos Forman), puede extenderse por varios minutos, transformándose a ratos en un verdadero concierto, tratando se evocarnos la presencia de los protagonistas -particularmente de J.S. Bach- en el momento preciso en que ejecutaba dichas obras.

Comprenderá el lector de que la ejecución de dichos "extractos", con la fluidez y el detalle en que son mostradas en el film, exigen que la interpretación actoral se efectúe por músicos de profesión. Eso ocurre en Crónica, ya que el papel de J.S. Bach lo interpreta el clavicordista Gustav Leonhart al cual desconozco, pero que gozó de prestigio dentro de sus pares y críticos de su tiempo. El trabajo propiamente actoral es escaso, ya que la mayor parte de la obra muestra tanto a Bach como a su mujer interpretando la música del compositor. Los directores muestran estas ejecuciones mediante planos fijos, en los que la cámara apenas se mueven suavemente de forma lateral o mediante zooms tenues, ya sea en el rostro de los actores/músicos, lo cual se realiza sin cortes y en una sola toma.

En dichas escenas sorprende la ausencia -por lo menos no se muestra- público ni espectadores, siquiera parientes o terceros observando dichas ejecuciones (salvo en una toma). Estas intepretaciones son realizadas conjuntamente con otros músicos -todo debidamente ambientado-, acompañados por coros en las obras de Bach que los utilizan. Creo que con ello se pretendió crear la sensación de la música como un disfrute íntimo y personal, cuya apreciación se vale por sí misma y en donde el espectador se transforma en un accesorio absolutamente prescindible

He leído en otras críticas y comentarios que la matriz de esta película no era otra sino la ya expresada: en la historia el cine ha utilizado a la música como un complemento secundario que refuerza una idea, un sentimiento o un acontecimiento al interior de un plano o escena, pero nunca se ha preocupado de mostrar el valor intrínseco, sin acompañamientos, que produce la creación o ejecución de la música. Cada minuto del metraje se ha producido en torno a esta idea y que, en el fondo, trasunta en una idea del cine que abarca más allá de la simple exhibición de la música como objeto digno de ser cinematografiado: habla en realidad de un desprendimiento de la forma en que el cine se ha entendido, una revolución en torno a las historias que puede/debe contar el director en pantalla, cuyas temáticas en apariencia simples o famélicas pueden esconder un interés en sí mismo. Lo que el matrimonio Huillet-Straub propone con la dirección de esta cintae es demostrar, en parte, que el cine bien puede mostrar como un pintor realiza un óleo desde su origen hasta su finalización, sin más detalles que el creador absorto en su trabajo y cuyos resultados serán excepcionales. Lo mismo se podría decir respecto del agricultor con el trigo sembrado; la hilandera respecto de su telar; etc.

Si bien la idea de los directores resulta atractiva y provocadora, no es menos cierto que "Crónica de Anna Magdalena Bach" es un intento fallido de una voluntad llena de buenas intenciones. El cine es perfectamente capaz de mostrar el talento creador de un compositor de la talla de Bach o la ejecución de un movimiento completo de una sinfonía de Beethoven. Sin embargo, el defecto de Crónica es ser un relato sumamente frío de un compositor completamente entregado a la veneración de Dios a través de su trabajo. Aunque no es de extrañar de que la película pueda deleitar a los amantes de la música y, principalmente, a los seguidores de la música docta, no es menos cierto que el parámetro para medirla no es otro que el propio cine y que, en consecuencia, a ratos no tenga la capacidad de contarnos más de lo que ta pudimos sentir en el momento mismo del cénit musical del extracto que se escucha. Aun sabiendo que la obra precisamente no es ser una biografía convencional de un hombre único, sino que del mayor compositor occidental que se conozca. Aunque el espectador sepa a lo que se atiene al ver Crónica de Anna Magdalena Bach, de igual forma probablemente se frustre al ver que uno no engancha con la obra, o que ella no conecte con nosotros, ya que está contada de un plano en donde derechamente no le interesa a sus creadores de que dichas sensaciones muchas veces no provienen simplemente de la música, sino de una cantidad de factores que escapan del objetivo de este post. Sin embargo, el error que se comete en Crónica no es otro que el de entender que la musica, al igual que el cine, tienen un valor objetivo e inmaterial, alejado a la sensibilidad de quien la observa, independientemente de las impresiones o sentimientos de quien la crea o ejecuta.

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