Soy chileno y confieso, en el inicio, que la etiqueta "música chilena" me produce una mueca. Siempre sujeta a evaluación para mí, siempre insuficiente. Sin embargo, para ser justos, me cuesta enormemente empatizar con la música de mi lengua: entender las letras se transforma en mí en un problema sin solución. Como es habitual en este blog, las explicaciones de entrada: con "música chilena" me refiero al amplio espectro de grupos o artistas que lo único que tienen en común es su nacionalidad. En el saco meto desde Los Jaivas a la Mon Laferte, desde Los Blops a la Javiera Mena, desde Los Tres a Chico Trujillo. Y mis simpatías tampoco son muy claras: puedo preferir a unos por otros y las inclinaciones no necesariamente dicen relación con la música que escucho habitualmente. Cuando pensaba en el tema que se supone iba a corresponder al "abril-2018" pensaba que sería de música, pero que tuviera un poco de pimienta, algo que no generara consensos. Y creo...
Sobre fotos análogas, discos completos y películas que gustan al autor. Hablando impersonalmente de uno mismo en el S. XXI